Este mes de julio se ha caracterizado por la intensidad emocional y creativa en Raiola San Marcos. A lo largo del mes de julio, los residentes participaron en actividades diseñadas para fomentar la expresión artística, reforzar la autoestima y disfrutar del aire libre en buena compañía. Fue un mes para mirar hacia dentro y hacia fuera: desde murales que rinden homenaje a las mujeres que lo dieron todo, hasta una jornada de picnic pensada para conectar con la naturaleza y saborear la alegría de las pequeñas cosas.
Mujeres gallegas: una historia pintada con gratitud
Una de las experiencias más significativas del mes fue la creación de murales inspirados en la obra del artista Yoseba MP. Bajo el título Mulleres galegas: cheas de historia e ensinanzas, las personas mayores dieron forma a sus propias versiones de estos retratos tan simbólicos, en los que el arte se convierte en memoria viva.



Con pincel en mano, trabajaron con entusiasmo y emoción, rindiendo homenaje a las mujeres mayores del centro. El resultado: murales coloridos, personales y profundamente terapéuticos. Como broche final, se colocaron los rostros de estas protagonistas sobre las obras, convirtiéndolas en verdaderas heroínas del día a día. Mujeres que trabajaron, cuidaron, sembraron y enseñaron, y que ahora reciben el reconocimiento que merecen.



Por ello, desde Raiola San Marcos, se quiere expresar un agradecimiento especial a Yoseba MP por su serie Fenómenas do rural, que fue la chispa de inspiración para esta actividad tan poderosa. Gracias por recordarnos que a través del arte también se cuida.
Un día al aire libre: picnic, naturaleza y mucha alegría
Otra de las actividades destacadas del mes fue una salida al parque, en la que las personas residentes disfrutaron de una jornada diferente al aire libre. Rodeados de verde y buen tiempo, compartieron conversación, música y comida casera, en un entorno relajado que invitaba a la calma y a la risa.


El menú, perfecto para la ocasión, incluyó croquetas, empanada y ensaladilla. La comida fue solo una parte del disfrute: lo más valioso fue el ambiente, el vínculo entre compañeros, la posibilidad de pasear sin prisa y de reencontrarse con la naturaleza en un entorno agradable y accesible.



Hubo tiempo para intercambiar historias y, sobre todo, disfrutar del momento presente. Esta actividad no solo ofreció una experiencia divertida, sino también una forma de estimular el bienestar emocional y físico de los residentes. Estar al aire libre, respirar aire fresco, caminar, reír… Todo suma cuando se trata de calidad de vida.
Estas iniciativas son oportunidades para crear recuerdos, fortalecer la identidad y vivir animados. A través del arte, la naturaleza y el cuidado compartido, las personas mayores no solo participaron en actividades, sino que fueron protagonistas activas de experiencias significativas. Cada mural, paseo y conversación reafirma el compromiso del centro con una vejez vivida con dignidad, creatividad y alegría.