En Raiola Meirás, el otoño llegó cargado de tradición, sabor y actividades que llenaron el centro de vida. Fueron semanas en las que compartimos momentos especiales, aprendimos juntos y disfrutamos de esas pequeñas cosas que hacen de esta estación una de las más acogedoras del año.
Uno de los planes más dulces fue la elaboración de rosquillas, orejas y chulas de calabaza, una actividad que puso en marcha las manos… y también la memoria, recordando recetas de siempre. El olor a masa recién hecha recorrió todo el centro y la merienda supo mejor que nunca: casera y hecha entre todos.
También dedicamos tiempo a la preparación del mercadillo solidario, creando piezas y detalles únicos realizados por los propios residentes. La creatividad continuó con la decoración del centro y con la elaboración de un precioso mural de otoño, en el que participaron de forma activa, llenando las paredes de colores cálidos y motivos de la estación.
No faltaron momentos de juego y diversión, como una animada tarde de bingo, en la que las risas y la ilusión por cantar línea o bingo fueron protagonistas.
Entre las actividades más especiales de este otoño estuvo la visita del Food Truck “Galicia Sabeamar”, que instaló sus propuestas gastronómicas en nuestras instalaciones para disfrute de todos. Fue una experiencia diferente, al aire libre, que los residentes valoraron muchísimo.
También realizamos una salida cultural al Muncyt, donde pudieron descubrir exposiciones y curiosidades científicas. Y, por supuesto, hubo tiempo para algo tan simple y tan valioso como salir a tomar un café fuera del centro, disfrutando del aire fresco, la conversación tranquila y la mejor compañía.
El otoño en Raiola Meirás nos dejó sabores, creaciones, aprendizajes y muchos momentos compartidos. Una estación que, un año más, vivimos con entusiasmo, participación y mucha vida.