Raiola Meirás cumple dos años y lo celebra con una gran comida al aire libre

El pasado martes 10 de junio, la residencia Raiola Meirás celebró por todo lo alto su segundo aniversario con una fiesta al aire libre, en la que no faltaron la gastronomía tradicional, la música, la decoración y la emoción compartida entre residentes, familias y profesionales. El evento tuvo lugar en el exterior del centro, bajo una gran carpa instalada especialmente para la ocasión, y se desarrolló durante toda la jornada, aprovechando un día soleado que acompañó el ambiente festivo. Residentes, familiares y personal del centro se unieron a esta celebración, que incluyó una comida especial con pulpo á feira y otros productos típicos, además de actividades lúdicas y un ambiente lleno de alegría. ¡Dos años dedicados al cuidado y acompañamiento merecen celebrarse por todo lo alto!

Bajo una carpa de la Pulpería Taboada de Melide, los asistentes disfrutaron de una comida que recordó a las reuniones festivas de toda la vida. Las mesas se llenaron de platos mientras el ambiente se teñía de conversaciones y risas.

Uno de los momentos más entrañables fue el espacio dedicado a las fotografías con marcos decorados, donde residentes y profesionales posaron juntos, entre abrazos y gestos de cariño. Raiola Meirás ha demostrado ser mucho más que un centro residencial durante sus dos años de trayectoria, es un hogar donde la atención centrada en la persona, la participación activa y el bienestar emocional son prioridad.

Esta celebración fue también un homenaje al camino recorrido, al equipo humano que hace posible el día a día y a las personas mayores que han encontrado en Raiola un lugar para vivir con dignidad, alegría y compañía. Con iniciativas como esta, la residencia reafirma su compromiso con un modelo de cuidados donde la vida continúa llena de significado, celebraciones y encuentros.

El segundo aniversario de Raiola Meirás no fue solo una fiesta: fue una declaración de intenciones. Una manera de decir que en esta casa, la edad nunca será un límite para seguir celebrando la vida.