En Raiola San Marcos, la llegada del verano se celebró por todo lo alto con la tradicional Fiesta de San Xoán, una de las citas más emblemáticas del calendario. Música, sabores, colores y, por supuesto, la magia del fuego fueron protagonistas de una jornada cargada de emoción. La celebración se convirtió en una oportunidad para compartir entre generaciones, reforzar lazos familiares y disfrutar de un ambiente lleno de alegría y cariño.
El día de San Xoán fue una jornada cargada de tradición y convivencia, en la que residentes, familias y profesionales del centro pudieron compartir momentos inolvidables y se reafirmó el sentimiento de comunidad. Desde primera hora, los preparativos comenzaron con entusiasmo. Las personas mayores del centro participaron en la elaboración de una espectacular alfombra floral dedicada a San Xoán, que convirtió la residencia en una auténtica galería de arte efímero, creada flor a flor, que dotó el lugar de mucho color.
Por la tarde, el ambiente se transformó en el de una gran fiesta. Las familias se sumaron para disfrutar de una merienda al aire libre que recuperó sabores tradicionales como la empanada, las sardinas asadas, el pan de millo, el churrasco y las clásicas rosquillas. Todo ello acompañado de buen vino, charlas animadas y un ambiente festivo que se prolongó durante horas.
La jornada cerró con broche de oro gracias a la actuación de la Tuna, que llenó el aire de música, alegría y emoción, haciendo que todos cantaran y sonrieran. Las canciones, los aplausos y las risas espontáneas pusieron el cierre perfecto a un día que quedará en la memoria de quienes la vivieron.
La celebración de San Xoán en Raiola San Marcos fue mucho más que una fiesta, fue una muestra de cariño intergeneracional y una forma de seguir construyendo comunidad, celebrando el presente.